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martes, 27 de noviembre de 2007

ESTE FINDE, BIEN TAMBIÉN.

Entre tanta congelación de relaciones, sacando a relucir la auténtica vocación de vendedor de ultramarinos (con todo mi respeto a estos profesionales) del “mono” Chaves- y no lo digo por su aspecto, sino más bien por los resultados que imagino arrojarían un test de inteligencia (o de diplomacia, si me apuráis)-, los palos que se dan año sí, año también, en París (supongo que ahora que ya no se desfogan volcando camiones de pimientos, algo habrá que hacer), la crisis institucional de Barça (para mi quisiera yo esa crisis y esos jugadores) y el estado de caos de la población mundial (por otra parte científicamente natural, según anuncia la teoría con el mismo nombre) , casi me parece irrelevante hacer la crónica “casi semanal” (esta lleva un poquito de retraso). Pero he pensado: ¡qué coño!, ¿no es mi blog?. Pues va a ser que sí y por muy estándar y anodina que sea me gusta contarla, en parte para que todos la podáis leer y en parte porque me sirve como diario y repaso de lo que estoy haciendo últimamente.

Anunciar que en esta ocasión no subiré ninguna foto del fin de semana. Y no es que no haya tenido oportunidad de hacerlas. Tampoco he cogido un complejo prematuro de reportero gráfico. Qué va, qué va. Simplemente se me olvidó la cámara, pero bueno, tampoco pasa nada, porque cuando las cosas no se fotografían, como dijo mi apreciado Tono, “son para nosotros” y desde entonces eres el dueño absoluto de esa fotografía mental y guardián único de su descripción.

Pues como os iba contando, el fin de semana muy tranquilo. Eso sí, muy disfrutado y con un gran sol. Estre estuvo algo pachucha el viernes, así que por la tarde no nos pudo acompañar a Simón y a mí a ver a la “yaya Paquita” (que es mi madre) y a la “yaya Trini” (que es mi querida abuela, de ya casi noventa años). Allí pasamos un rato agradable y recibimos también la visita de los primos Patricia y Alberto.
El sábado por la mañana, Estre todavía en proceso de recuperación, pero ya a la alza. Simón y yo a comprar a Mercadona y luego a jugar a fútbol (Estre nos acompañó). Unos operarios de mantenimiento pusieron fin a nuestra exhibición balompédica, con la excusa de tener que retirar la valla que delimita la pista, porque estaba rota. A mi pregunta de qué es lo que iban a instalar ahora, su contestación fue: “nada”. A lo que yo pensé que “así es España y los españoles”: si la valla se rompe, lo mejor es quitarla y no poner otra, aunque los balones se vayan todos contra los coches que pasan a menos de treinta metros o contra los niños de dos añitos que se están columpiando a menos de diez. Vamos, que lo que se dice “muerto el perro, muerta la rabia” o “el que venga detrás que arree”.Por la tarde a casa de Martín, el amigo del cole de Simón, con cuyos padres parece haber una muy buena sintonía. Se nota que mi chico ya se está haciendo mayor. El sábado casi lo acostamos a las doce y aguantó como un campeón (más o menos).
El domingo por la mañana, también quedamos un rato con Martín (y papás) por la zona de la Universidad (más de media hora para aparcar). Fútbol, carreras y columpios. Por la tarde recibimos la siempre agradable visita de Claudia y sus papis (primero Ana y más tarde Alfonso, con las extraordinarias rosquillas de su suegra). Creo que Simón y Claudia se llevan bien, aunque creo que juegan en “ligas diferentes”. Va a ser verdad eso de que las niñas, ya de muy niñas, son mucho más tranquilas.
Y para finalizar el fin de semana, bañito, cena y a dormir.



Por cierto, Simón está durmiendo fatal y me está apareciendo un tembleque nervioso en el párpado de mi ojo izquierdo. También he recibido la llamada de las señoras "disestesias craneales" que ya me visitaron el año pasado, avisando de su llegada inminente.

Os dejo esta foto, tan curiosa. No tiene nada que ver conmigo pero, ¿a que adorna?


2 comentarios:

Javi_P dijo...

Cómo molan tus esperadas crónicas. Por cierto, has pensado en enseñar a Simón otros deportes?... por ejemplo Golf. Ya lo se. Es un rollo, pero podría hacerte rico macho!.
En cuanto a lo de la valla, que se quita para no poner nada, pues sí, un absurdo más, pero no te preocupes porque de aquí a dos meses, te ponen la valla nueva, cambian las porterías, colocan flores nuevas y proyectan una pista de fútbol cubierta... ya sabes "elecciones generales".

JAVI 007 dijo...

Me alegro de que te gusten las crónicas. Yo disfruto escribiéndolas.
Ahora Simón quiere jugar al tenis. Tan fácil como coger un globo hinchado (como pelota), su sillón de espuma (como red), y a manotazo limpio ( a modo de raquetas) de un lado para otro del sillón. Así hasta que te agota. Cuando vengáis por aquí echaremos un "dobles".
Con respecto a lo de la valla, ya no caben más comentarios. Así son las cosas y así se las hemos contado.

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