FIN DE SEMANA XXL - JAVI&REME

Uno de los fines de semana más esperados del año era el de la visita de Javi y Reme, desde Elda (Alicante), esa ciudad parecida a Springfield (The Simpsons), que por tener tiene de todo, incluso al famoso pastelero Torreblanca, fabricante de panetones donde los haya.

Por muy esperado que fuera, los caprichos de la fortuna, no parecían ponerse en sintonía con nuestra idea de distrute del fin de semana, porque Simón se levantó el miércoles con fiebre. Y con fiebre siguió todo el día, así que acudí en visita relámpago a la reunión de socios Artiedense, para concretar menús (buen trabajo Apter y koskos), lista de la compra, etc, para nuestra también esperada Nochevieja. Fue muy agradable verlos nuevamente a todos. Una cañita, unas risas y para casa pronto con un par de bocatas, por aquello de no preparar cena.

El jueves, Simón se levantó algo mejorcico, pero con fiebre también. Entre algodones todo la mañana, evitando salir a la calle y confiando en una recuperación espontánea, que nos permitiera aproximarnos al fin de semana que esperábamos. A la hora de comer, por fin, Javi y Reme. Nuestros querídísimos amigos (por cierto, gracias por vuestra tarjeta de visita, la que me habéis dejado colgada en el corcho) y ya muy queridísimos amigos de Simón, ahora idolatrados, posiblemente por la mercancía tan buena que trajeron envuelta en papel de regalo, con máquina, vagón de mercancías, de pasajeros y esa preciosa música, que alcanza unos tonos agudos, que parecen diseñados como procedimiento de tortura en época de guerra. Nunca os lo perdonaré.

Una tarde muy casera, por eso de tratar de preservar a Simón, con bastante buen criterio, puesto que al día siguiente, viernes, tras una extraña y copiosa sudada en la cama, se levantó sin fiebre y dispuesto para cualquier batalla, incluso la que nos deparó nuestra visita a IKEA, lugar donde nos esperaban hordas de compradores compulsivos (como nosotros), armados de carros, y bolsas de color amarillo y dispuestos a hacer largas colas para pagar. Cosa que no hicimos nosotros, puesto que, para un revistero, seis cucharas y una caja de plástico, decidimos abandonar nuestra compra y huir por la "salida sin compra", habilitada para cobardes como nosotros. La única foto que me dejaron hacer (si llego a llevar carrete me lo quitan) os la dejo aquí.

Por la tarde, tras las lentejas y la siesta, un paseito por el centro. Mucha gente. Desde luego mucha más de la que esperábamos. O bien Zaragoza se ha convertido en ciudad destino vacacional, o bien los zaragozanos no han salido de vacaciones. El ambiente era buenísimo. Una pequeña fila para acceder al belén de la Plaza del Pilar, bastante bonito, por cierto y de vuelta para casa, prontico, como siempre. Simón no se quiere ir a dormir, porque está encantado con nuestros amigos en casa. A las once cae derrotado pero, he de reconocer, que le faltó poco para ser yo el derrotado.

Sábado por la mañana. Por segunda vez intento comprar churros en la panadería del barrio. Sin éxito, vuelvo a comprar cruasanes. Tras el desayuno, a pasar la mañana al parque grande. Una mañana con un tiempo excelente, como todo el fin de semana, que nos permite pasear y, como no, jugar un ratito a fútbol con Simón.

Comida en casa de mi madre, encantada con las visitas, nuevo paseo por el centro y pronto a casa, de nuevo a disfrutar de una tranquila velada en buena compañía. Orujito de hierbas y a dormir.

Y como todo lo bueno se acaba, y Elda está muy lejos, el domingo a eso de las diez de la mañana nuestros amigos se van a su casa. Finalmente, al tercer intento (lo cual certifica la validez del dicho), desayunamos chocolate con churros. A todos nos sabe a poco la estancia de nuestros amigos y Simón , aunque lo acepta, está toda la mañana muy raro, algo tristón. Estre dice que los echa de menos y que por eso no le hace demasiado caso a Martín, que nos viene a visitar al parque de debajo de casa, con sus padres y somete a Simón a una "ducha de arena", en el sentido más literal de la expresión, lo que somete a sus padres (es decir, Estre y yo) a aplicarle una ducha de agua antes de comer. Por la tarde visita a Ana, Alfonso y Claudia. Ana ya tiene una tripa enorme pero no para quieta, Alfonso es un crack, incluso en arquitectura y Claudia, aparte de ser preciosa (espero que algún día sea mi nuera), hace los puzzles como el que se bebe un trago de agua. Fin de semana fantástico.

Desde aquí un abrazo enorme a Good Man & wife, que se os ha echado de menos. Pronto seréis tres.